Muchos interactuamos con inteligencia artificial todos los días, por ejemplo: las sugerencias de Netflix y Spotify o el asistente virtual de Apple, Siri. Todos usan diferentes técnicas para entender el lenguaje natural o predecir conductas.

Según la revista Pymes, en el 2018 los emprendedores argentinos, líderes en esta tendencia tuvieron ingresos muy superiores, con una media de US$3,66 millones. A pesar de los desafíos, como la escasez de especialistas en áreas específicas y por ende, los altos costos del talento humano o el desconocimiento de los posibles clientes del impacto de estos desarrollos, los empresarios argentinos han sabido como abrirse camino.

Desarrollos argentinos:

Aivo, fundada en 2012 en Córdoba Capital, desarrolla chatbots de atención al cliente que conversan cada mes con más de dos millones de usuarios de diferentes empresas en 32 países. Tiene sedes en Brasil, Colombia, México y próximamente abrirán en Estados Unidos.

Quad-Minds, abrió en 2010 y hoy tiene sedes en, además de la Argentina, en Brasil, Chile y España. Ofrece soluciones de Internet de las Cosas y sensores para logística y distribución o gestión de residuos. La empresa lleva invertidos US$3 millones para el desarrollo de sus plataformas y generó US$12 millones desde sus inicios.

Jampp, con sedes en Buenos Aires, San Pablo, San Francisco, Londres, Berlín y Ciudad del Cabo esta empresa abrió sus puertas en 2015. Se dedica a la compra programática publicitaria en aplicaciones móviles, analiza datos y determina qué valor tiene una publicidad, entre otras acciones. Ya logró una ronda de inversiones de US$7 millones.

Keepcon, fundada en 2008 y con sede en Buenos Aires, brinda servicios de moderación de contenidos, monitoreo de redes sociales y automatización de atención al cliente.

Auravant, creada en 2016 y con oficinas en Buenos Aires y Madrid ofrece prescripciones para uso eficiente de nitrógeno, ambientación de lotes, procesamiento de imágenes satelitales y herramientas de gestión agronómica. La empresa lleva desemobolsados US$400.000 en sus desarrollos y facturó US$150.000 en el último ejercicio.

Zowl Labs en Buenos Aires y desde 2015 gracias a su algoritmo analiza la voz humana, en 40 segundos es capaz de procesar el audio de una película de 90 minutos y devolver la posición y la duración en la que deben insertarse los subtítulos. Desde septiembre se usa en los estrenos de Netflix.