No fue un error de código.
Fue una decisión que casi tomamos mal.

Íbamos a dedicar semanas a crear una función complejísima.
Una validación que se adaptara a cada tipo de usuario, con reglas y escenarios diferentes.

Sonaba bien. Parecía robusto.

Pero cuando lo analizamos mejor, nos dimos cuenta:
el 90% de nuestros clientes no lo necesitaba.

Hubiésemos perdido tiempo, energía y dinero en algo que casi nadie iba a usar.

Entonces cambiamos el enfoque:

✅ Hicimos un sistema flexible
✅ Que se adapta cuando hace falta
✅ Y que no carga al usuario con opciones innecesarias

Aprendizaje:
A veces, el verdadero riesgo no es que algo falle.
Es construir algo demasiado complejo… para un problema que no existe.